El «bien espiritual» que se busca en el Valle de Elqui se puede compartir, con los hermanos y hermanas que no están en plena comunión con nuestra fe, el santuario deberá promover encuentros; manifestaciones; de nuestra misión universal, especialmente de la dignidad y cuidado del medio ambiente, estas instancias nos debe recordar la comunidad reunida en Jerusalén, estando en oración para esperar la llegada del Espíritu Santo, que los confirmará en la unidad y en la misión universal.
Este Santuario dedicado a la Madre de Jesús, Salvador de TODOS los pueblos, la figura de la Virgen Santa como Madre y Reina, la primera y perfecta discípula, nos invita al compromiso sensible y urgente de cuidar y respetar a todas las mujeres en su dignidad.